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sábado, 18 de enero de 2014

Color de Rosa.

Hoy, ahora, en este preciso instante paro el tiempo, paro el mundo, paro el reloj. 1:36 de la noche y no estás, no puedo verte. Pero decido encontrarte, decido buscarte y apreciarte en cada palabra que detallo, en cada frase que mis manos escriben dirigidas no por el cerebro, sino por el corazón. Y quiero parar este instante, quiero que sea eterno, que no avance. Quiero que mi pensamiento ronde en echarte de menos, en la falta, en la ausencia. Quiero que todo se vuelva rosa, las paredes de esta habitación, las letras con las que formulo palabras, las cortinas, el techo, mi alma, ¿Y por qué no el cielo?. Las cortinas, el mar, el chirriar de los grillos, mi cama, la mesa de luz, los recuerdos, la televisión. Todo teñido por ese color, quizás no convine, quizás ni siquiera me importe eso, pero lo quiero. Quiero tenerte presente. No olvidar. Rehusarme a abandonar esos recuerdos. ¿Por qué tengo que dejar atrás? ¿Por qué hay que estar con la frente en alto? Si quiero miro al suelo o a mis costados y te busco en cada rincón esperando encontrarte. Si quiero vuelvo atrás y te recuerdo cuantas veces se me antoje. Quizás estoy harta de las frases motivadoras, quizás es momento de poner los pies en la realidad y aceptar que la ausencia no se supera. No me importa en este momento si se aprende a convivir con ella o no. La respuesta es un "tal vez". Esta vez mi mente se centra en mis sentimientos, y todos ellos quieren que vuelvas. El amor, la impotencia, la ira, el extrañar, todo quiere que estés de nuevo. Quizás estoy harta del positivismo, cuando hay todo un mundo cayéndose a pedazos en sus narices y no se dan cuenta. Estoy harta de que hablen de valorar la vida, cuando hay gente buena en los hospitales muriéndose y otros drogándose terminando día a día con su infructuosa vida. Quizás estoy cansada de las publicidades meticulosas que llenan miles de cerebros cada día de distintos productos que riegan felicidad en un mundo con tantos deseos materialistas y tan poco corazón. Quizás estoy harta de la gente que finge, que miente, que lastima a cada paso que da. Estoy hasta el borde de los que creen que se llevan el mundo por delante, de los que no saben valorar. Y yo queriendo tan sólo 5 minutos de vos, verte, abrazarte, decirte cuánto te extrañé, cuánto te necesité. ¿Por qué tendría que superar lo que más felicidad le dio a mi infancia? ¿Por qué tendría que dejar atrás los últimos momentos con el ángel que me libró por unos cuantos años de ese mundo? Es que la pienso y veo otro mundo, otro espacio. La pienso y el mundo actual se me borra, escapo de él por un segundo. No es una escapatoria que me haga mal, al contrario, me fortalece. Vuelvo a sentirme feliz y con el sentido más claro de la vida. La pienso y viajo hasta donde ella está, la siento cerca. En ella encuentro mis momentos de paz, mis momentos en donde todo es color de rosa.