Ella... Si tendría que hablar de ella diría que fue mi infancia, que fue mis risas, que estuvo en los buenos y malos momentos, que quizás no solo lo que teníamos era un lazo familiar que nos unía, si no que yo a ella la miraba y veía mi vida reflejada. Veía mi admiración en todo. Veía mis mayores miedos de perderla. Veía todo lo que yo era en ella, porque ayudó a que hoy sea lo que soy...
Un día a esta persona le cargaron una pesada cruz en su hombro, le dijeron "es sólo por 2 meses, que son los que le quedan de vida". Sin saber de cuánto disponía de tiempo, ella con todos sus miedos, preocupaciones, dolores y tristezas, llevó esa carga unos largos 6 años, donde aprendí que la fuerza es todo lo que tenemos. Mientras ella estuvo acá, me enseñó los valores que no aprendí en ningún otro lado, me enseñó a perdonar, a crecer, a ayudar, a confiar, a amar.
Puedo decir que una persona como ella no había, puedo decir que tanto amor en una persona desbordaba. Puedo decir que una voz como la de ella te llenaba el alma de paz. Puedo decir que una alegría como la de ella, llenaba todos los espacios de luz. Puedo decir que una tristeza como la de ella, le daba fuerzas hasta a la persona con el corazón más duro para querer ayudarla... Puedo decir tantas cosas, pero solamente las puedo decir. Sé que nadie entiende ni podría ponerse en mi lugar, para saber realmente lo que ella fue, lo que ella valía para mi. Sé que a mi me quedan solamente momentos, recuerdos, fotos o simplemente todo lo que me dejó...
Mi ángel cuando se fue, se llevó su vida y parte de mi quedó incompleta. Es duro a veces afrontar la vida sin una parte de vos, sentís que algo falta, que no está todo bien. A veces hasta pienso en como sería si estuviera de nuevo, que me diría, que haría. Me encantaría que me de un último consejo, que me haga saber que está acá, que venga y calme la tristeza que siento por su ausencia.
¿Por qué la vida es tan injusta para llevarse a una persona como ella? ¿Por qué a mi me tocó perderla? ¿Por qué? Esa es la pregunta a la que no le encuentro respuestas... Quizás fue porque su alegría no tendría que apagarse por las cosas feas que pasan acá. Quizás porque en el cielo necesitaban a un ángel, al más lindo y bueno. Capaz no hay respuestas, quizás fue porque así debía ser... Pero nadie dice que porque se encuentre o no una respuesta la ausencia deja de doler; porque, para mi, su ausencia duele más que cualquier herida. Quiero hacerme a la idea de que está en el lugar más hermoso del mundo, en el lugar donde ella soñó estar. Quiero hacerme a la idea, de que la cruz que tuvo que cargar acá, no la carga más y está libre, llena de felicidad y paz. Pero por más idea que yo me pueda crear en mi cabeza, no sé donde se encuentra... Yo estoy acá, y ella, allá... O quizás acá, pero invisible a mis ojos. Yo sólo quiero que esté en ese lugar, esperándome, para que un día podamos estar juntas como antes, poder caminar, poder reírnos y no pensar en otra cosa que no sea alegría.
Duele, y creo que nadie entiende cuánto hasta que lo vive. Duele ver la casa vacía, duele no escuchar sus pasos, su voz, su risa. Duele no abrazarla, no poder hablarle nunca más. Pero lo que más duele, es haber visto que todo lo que ella debía soportar, solo lo solucionaría la muerte. Estoy segura que no todos se sienten igual, que esto repercute distinto en cualquier persona que lo viva, nadie sabe que tan fuerte es, cuándo puede salir, cuándo puede volver a sentirse feliz. Sé que si una persona se va, hay que recordarla siempre con una sonrisa, aunque a veces sea difícil, aunque en ese momento no queramos otra cosa que no sea llorar porque esa persona ya no está con nosotros... Pero hay otra manera de ver las cosas...
Un día, yo tuve a mi ángel conmigo, y tuve todo, al otro día, me soltó la mano y se fue... Simplemente se fue, sin explicaciones, sin avisarme cuándo ni a dónde, sin decir cuándo nos íbamos a volver a ver. Yo sólo se que no la volví a ver... Ella, sin saber lo que le esperaba, un día me dijo: "Quiero que me recuerdes siempre". Yo me reí, mientras pensaba: "Es lo que pensaba hacer toda mi vida, no hay manera de olvidarla". Y hasta hoy sigo al pie de la letra lo que pensé en ese momento, y así va a seguir siendo hasta el último segundo de mi vida; ella me regaló lo más valioso que tenía, me regalo su tiempo, y yo quiero hacer lo mismo, por lo menos con sus recuerdos. Siempre está en mi memoria y en mi corazón, a veces de manera feliz, otras triste, pero en fin, siempre está presente para mi.
De nada de lo que hice por ella me arrepiento, al contrario, hubiera usado absolutamente todo mi tiempo en compartirlo con ella. Mi ángel esa noche de abril se fue, pareció simplemente un sueño, parecía que ella estaba dormida, y en cualquier momento iba a abrir los ojos y despertarse, pero no lo hizo. Se durmió en un sueño profundo del que nunca despertó. Ella se había ido; pero no de al lado mio, nadie puede decirme que se fue, si yo la siento, si mis preguntas me las responde cuando se aparece en mis sueños. Si mis miedos y preocupaciones desaparecen cuando cierro los ojos y pienso en ella.
Pasó por acá, dejó su huella y después se fue... Nadie puede decirme lo contrario, marcó mi vida completamente y siento que estoy en una eterna deuda con ella, una deuda que ni con todo el amor del mundo se puede saldar. La necesito, y si se podría, la traería de nuevo, pero no. Ella pensaba en todos antes que en ella misma, teniendo una cruz más grande que cargar que la de todos nosotros, teniendo una enfermedad que no sólo la consumía si no que también la tiraba abajo, tiraba todos sus sueños e ilusiones al piso... Pero acá no termina la historia, para mi ángel no existía la frase "Me rindo".
La peleó, como nunca vi a nadie pelear. Admiración y amor es todo lo que podía sentir. Secaba las lágrimas de su cara y seguía peleando. Se caía y volvía a levantarse aunque le costara dejar de lado su dolor, le sonreía a la vida, le sonreía de la manera más hermosa. Cumplir los sueños de todos, ayudar a todos a ser mejores personas. Mi ángel dejó todo en el campo de batalla, podría decir.
Esta persona me enseñó que el amor no son solo palabras, que la humildad es lo más valioso que se puede encontrar en alguien. Que si algún día estoy triste, o tengo un problema, piense que no soy la única en el mundo, que hay muchas más personas que les pasa lo mismo o que viven situaciones peores, que aprenda a ponerme en su lugar, que ella iba a estar siempre conmigo. Y... ¡Cuánta razón tenía! sé que hay muchas personas que perdieron gente importante en su vida, a ellas quiero decirles, que esas personas que perdieron no quieren que ustedes mismos se pierdan en la bronca, en el rencor, en no entender por qué pasan las cosas. Simplemente, que sigan adelante con su vida, que recuerden siempre a esa persona y que si buscan algo en la vida, sea hacer sentir a esa persona orgullosa...
Hoy, entendí por fin que a mi me tocó cuidarla, como ella lo hizo conmigo. Que me tocó hacer, o tratar de hacer más liviana su cruz. Me tocó acompañarla, seguramente, en el peor momento de su vida. Y sé que esto tenía que pasar así, que yo me volví más fuerte, aunque a veces no me sienta así. Aunque a veces me sienta completamente perdida sin ella, sé que vuelvo a encontrar el camino. Y sé que mi misión en la tierra, es lograr aunque sea la mitad de valores que logró mi ángel cumplir. Mi meta es, que donde quiera que esté, pueda hacerla sentir orgullosa. Y que, algún día, pueda ir hasta donde está ella, abrazarla fuerte y decirle ¡Cuánto la amé y la extrañé!